Una vez tuve la oportunidad de darle clase a una señora italiana con al cual viví una de las experiencias más enriquecedoras en todos mis años como profesor de tango.
Esta señora era de unos 70 años, muy simpática, petisa, extremadamente arrugada, y un poco (bastante) bizca, característica que era espléndidamente resaltada por un par de anteojos rectangulares que delataban una espectacular miopía.
La señora bien podría haberse llamado Susy, y tenía la particularidad de no poder diferenciar entre su pierna izquierda y su pierna derecha.
Llegada a su primer clase conmigo, nos propusimos la práctica del ocho para adelante. Nuestra amiga Susy ya tenía cierta experiencia previa en esta danza -digamos, unas 10 o 12 clases- con lo cual, me aseguró, ya tenía bastante idea de qué se trataba esta clásica figura tanguera. Toda esta información sobre ella la pude deducir de una conversación que mantuvimos previo al comienzo de la clase, de manera bastante dificultosa, dado que Susy no hablaba ni una sola palabra de español o de inglés, y yo no hablaba ni una sola palabra de italiano.
De esta forma dimos comienzo a la clase, con las explicaciones generales sobre la figura, y posteriormente dando tiempo a las parejas para practicar. Pasando pareja por pareja, comprobé que el ochito no representaba grandes dificultades en general. Finalmente llegué a Susy, que casualmente era la única persona sin compañero. Allí estaba, parada, con las manitos a los costados, esperando pacientemente a que llegara su turno.
—Muy bien —le dije—. ¡Vamos a intentarlo! —a lo cual Susy asintió con gran entusiasmo y con una hermosa sonrisa de oreja a oreja. —Entonces… ahora pivoteamos.. ¡muy bien!, y ahora… damos un paso para adelante con la pierna libre, que es la izquierda —dije sonriendo.
Acto seguido, Susy cambió el peso de una pierna a la otra, y dio un paso para adelante con su pierna derecha.
—No no… con la izquierda —aclaré yo. —With the left, with the other leg, la otra pierna. A lo cual Susy asintió, acompañado su gesto con una especie de “ahhh”, dándome a entender que ahora si había comprendido. —Muy bien, ahora vamos de nuevo —le sonreí una vez mas. —Pivot… y ahora… paso con la pierna libre, que es la izquierda, the left.
Sonriendo, nuestra amiga Susy finalizó su pivot e inmediatamente cambió el peso nuevamente y dio un paso con la derecha, como si nada hubiera ocurrido.
Claramente Susy no me estaba entendiendo. Claramente tenía que encontrar la forma de comunicarme con ella. Se me ocurrió que lo mejor iba a ser hablarle en italiano, porque todos sabemos que “izquierda” y “derecha” en italiano son palabras completamente distintas a sus traducciones al español, ¿verdad?. Derecha es destra e izquierda es sinistra. Claro… seguramente era eso. Ahora sí me iba a poder entender. Evidentemente yo me estaba expresando mal.
—A ver, Susy. Vamos de nuevo. El paso para adelante es con la sinistra. Esto significa: después del pivot, NO cambies el peso, ¿ok? Con la pierna que tenés libre, que es la sinistra, das el paso, ¿se entiende?
—¡Ahhh!…—La cara de Susy se iluminó. ¡Finalmente había entendido! Asentía y sonreía y hasta me hizo el universal gesto de aprobación del dedito pulgar para arriba.
—Muy bien… ¡tranquila!, no pasa nada… Yo te voy a ayudar. Vamos con el pivot… ¡precioso! Y ahora.. un paso adelante con la sinistra—le dije guiñándole el ojo. Claro… era básico poder explicarle en su propia lengua cuál pierna correspondía. ¡Cuánto tenemos para aprender los profesores!… Ahora todo iba a resultar bien y yo iba a poder pasar a los siguientes alumnos que ya comenzaban a ponerse inquietos. Suficiente con Susy por hoy. —Ahora un paso adelante con la sinistra—repetí por las dudas.
Llegado el momento del paso, Susy respiró profundo, se preparó, y muy segura de si misma, cambió el peso concienzudamente, y dio un precioso paso hacia adelante con la pierna derecha.
Ahí me di cuenta de que la cosa iba a ser mucho mas complicada de lo que pensaba. Iba a tener que aplicar otros métodos para que Susy diera el paso de forma correcta. Los estudiantes alrededor peleaban con el ocho y me miraban ya completamente molestos. Yo les hacia señas pidiéndoles que esperaran y les decía que ya termino y que enseguida voy con ustedes y cosas por el estilo. Tenia que intentarlo una vez más con ella. Ya era algo personal.
—No no no no no no… —le dije a Susy. —Paso adelante con si-nis-tra. Izquierda. Left.
En ese momento le señalé con el dedo indice la pierna en cuestión y le dije firmemente —ÉSTA pierna. THIS leg. NO la otra. —Señalándole la derecha le dije:—ÉSTA NO —lo cual acompañé con un repetido gesto de “no” con la cabeza y haciendo la clásica figura del “no” con el dedo indice. —NO. — Luego, señalándole la pierna izquierda le dije: —ÉSTA SÍ —acompañando asimismo la frase con un gesto muy acentuado de “si” con la cabeza y la también clásica figura del dedito pulgar para arriba y acompañando todo con una gran sonrisa mostrando todos los dientes. —SI.
Por las dudas repetí todo el procedimiento de nuevo cuatro veces. El “Ésta NO” (gestualizando el no con manos y cabeza), y el “Ésta SI“ (gestualizando el si de la misma forma).
—¡Ahhhh!…— ¡la cara de Susy!….. era como que finalmente algo en ella se había desbloqueado. Fue una cara de alivio y de relajación. Se rió: —¡Jajajajaja!
Me pedía disculpas en italiano y se reía “jajajajaja”, y yo me reía “jejejejeje”… claro. ¡Finalmente había entendido! ¡Ahora si! Ya habíamos recurrido al lenguaje de señas, todo iba a ir bien. Nos dispusimos en el abrazo de tango nuevamente, riéndonos de nosotros mismos. Llenos de confianza, comenzamos la figura nuevamente… ¡que alivio! Todo se trataba de tener un poco de paciencia y una buena estrategia de comunicación.
—¡Vamos Susy que vos podés! Ésta vez sale. Paso al costado juntos, bien… ahora pivot… muy bien… y ahora, cuando yo te diga, vamos a dar un paso adelante con ÉSTA —señalando su pierna izquierda con mi dedo indice muy claramente. Previo al inicio del paso, repetí seis veces la misma frase —Ahora paso adelante con ESTA pierna —señalándole la pierna izquierda, preparando todo para que el paso saliera perfecto. Susy ahora estaba sonriendo con toda la cara, lista, feliz, dispuesta a dar el paso con la izquierda. Su pierna correcta estaba libre, comenzaba poco a poco a levantar el talón izquierdo, su rodilla izquierda se flexionaba levemente, todo venía muy bien, ¡finalmente estaba funcionando! ¡Estaba iniciando un paso con la pierna izquierda! Los sonidos a mi alrededor desaparecieron, la música ya se había cortado hacía rato, los alumnos furiosos me rodeaban exigiendo explicaciones, yo los ignoraba, nada más importaba en ese momento. Susy tenía que dar el paso con la pierna izquierda. Tenía que hacerlo. Y lo estaba logrando, se venía el paso, todo su lado izquierdo se preparaba, su peso estaba firmemente colocado en la derecha, la izquierda se movía, comenzaba a avanzar, ¡finalmente iba a dar el paso con la izquierda!
Y en un instante, con gran elegancia y precisión, Susy cambió el peso y me regaló un hermoso y largo paso hacia adelante con su pierna derecha. Acto seguido me miró completamente bizca, levantó las cejas y sonrió buscando aprobación, feliz de haberlo logrado.
En ese momento el tiempo se detuvo. Mi visión se tornó borrosa y las personas a mi alrededor desaparecieron. Solo estábamos Susy y yo abrazados en un espacio imposible, atrapados en un ocho para adelante eterno. Ingresé a un estado de shock y por un momento sentí que me iba a desvanecer. En medio de esta confusa nebulosa, pude percibir a varias personas alrededor mío indignadas que se iban de la clase y decían algo sobre la devolución de un dinero. Todo era un sinsentido para mi. Estuve a punto de perder el control.
No se cuanto tiempo pasó pero súbitamente pude volver al estado de consciencia, y fue debido a una gran revelación. Me di cuenta de que tenía un ultimo recurso para aplicar, una medida drástica, y era el recurso físico, debía acudir al contacto físico: iba a tener que tocar con un dedo la pierna izquierda de Susy.
Me preparé para el momento. Le dije firmemente, ahora aumentando el volumen de voz:
—NO. Ésta es la pierna derecha. La OTRA es la pierna sinistra. Escuchame bien. Yo quiero que des un paso para adelante con la pierna izquierda. Por ejemplo: caminemos… olvidate del ocho —todo esto fue en una mezcla muy desafortunada de italiano con español con ingles con lenguaje de señas —¿cual es tu pierna derecha, destra?
—Ésta—respondió correctamente Susy, señalando su pierna derecha.
—Muy bien. ¿Y cual es tu pierna izquierda, sinistra?
— ¡Ésta! —nuestra amiga respondió correctamente señalando su pierna izquierda.
—¡Muy bien! Ahora, olvidémonos del ocho. Demos un paso para adelante con la pierna izquierda, normal, como si estuvieras caminando por la calle.
Susy inmediatamente y sin esfuerzo alguno dio un paso para adelante con la pierna izquierda. Me miraba curiosa, como esperando algo. Se notaba que no entendía adonde yo quería llegar con esta extraña explicación.
—¡Muy bien Susy! ¡Es eso, es exactamente eso! Vamos a intentarlo una vez mas. Vení. Vamos con la apertura… ¡preciosa!, ahora el pivot… perfecto, ¡muy bien!, y ahora, llegamos al momento crucial. Susy, escuchame bien. Ahora quiero que des un paso con ésta pierna —a lo cual le toqué firmemente la pierna izquierda con mi dedo índice. —Con ÉSTA pierna, un paso para adelante, ¿ok? ¿se entiende? —le hablaba muy nervioso, mi respiración se había acelerado, me sudaban las manos, Susy asentía sonriendo muy entretenida con su clase de tango —Susy, ¿te acordás que recién dimos un paso para adelante con ÉSTA pierna? —dedo indice de por medio—. Bueno, eso es así. Ahora tenés que hacer exactamente lo mismo que hiciste recién, dar un paso para adelante con ESTA pierna —dedo de nuevo—, que es la izquierda, que es la sinistra, que es la left. Sólo eso, un paso para adelante con ésta pierna. Vamos Susy, ¡vamos que podes lograrlo! Y todo va a estar bien. Vas a ver… luego de esto vas a poder hacer cosas maravillosas y bailar y disfrutar de todos los regalos que te va a dar el tango… ¡vas a ver! Y yo voy a estar muy orgulloso de vos, y voy a poder irme a mi casa y disfrutar de la vida y ser feliz—me temblaba la voz, el corazón me latía muy rápido, Susy asentía todo el tiempo, ya era casi de noche, toda la gente se había ido —. Vamos Susy que se puede, repasemos: la izquierda, ÉSTA —una vez mas con el dedo tocándole la pierna izquierda—, ÉSTA, Susy, vamos, ahora si, a la una, a las dos y a las…
Con alta gracia y delicadeza, Susy cambió el peso y dio un perfecto paso hacia adelante con su pierna derecha.
Sonreía y me miraba. Se veía en su rostro que todo era una diversión para ella. Pero realmente no entendía. Realmente no podía hacer un paso para adelante con su pierna izquierda en el marco de un ocho para adelante. Nunca iba a ser posible. Aunque le atornillara la pierna derecha al piso, ella iba a encontrar la forma de dar el paso con la derecha.
Pero ella estaba feliz. Feliz de su clase de tango, se la podía ver. Feliz de estar ahí bailando con el profe. Nada más le importaba. Y ahí finalmente comprendí.
—Muy bien, Susy —dije —. Perfecto. Seguimos la próxima clase.
Y en una clara expresión de triunfo, levantó los puños en el aire, festejando. Luego me agradeció y se fue a cambiar los zapatos. La clase había terminado.
Me arrastré hasta la primer silla que encontré. Me senté, y observé el salón vacío. ¿Cuántas horas habían pasado? ¿Dónde estaba la gente? Ya era noche cerrada. No recordaba mucho lo que había ocurrido. La pista vacía estaba en penumbras, y yo ahora respiraba tranquilo. Me encontraba un poco aturdido aun, pero al mismo tiempo tenía una gran sensación de paz.
En ese momento vi a Susy que se me acercaba, ya se había cambiado los zapatos. Llegó hasta mi, se inclinó, me tomó dulcemente la cara con sus dos manos llenas de arrugas, y sonriendo me dijo:
—¡Bello! ¡Bellismo! ¡Meravigliosa lezione di tango! ¡Grazie mille! —luego se dio media vuelta y se fue, dejándome completamente solo.
Sus pasos resonaron en la pista dejando un gran eco en el salón, y se fueron alejando, perdiéndose poco a poco hasta agotarse.