El Rafa aprendió a bailar tango.

Aprovechando el impulso, googleó “clases de tango hoy” y encontró un lugar perfecto, a sólo quince minutos a pata de su casa. El Rafa se dijo qué bueno, che. Se metió la camisa padentro, se calzó los zapatos de punta, y arrancó pa la clase.

En la sala había cuatro personas, tres de ellas mujeres, y un veterano que la rompía. El profe se le acercó y le explicó el cambio de peso y la caminata. Muy bien, flaco. Por ahí va. Seguí metiéndole que vas fenómeno.

El Rafa se dio rápidamente cuenta de que iba a encarar. Unos minutos antes de terminar la clase, cuando ya todos estaban practicando, le pareció que ya estaba, que ya esa parte del final era para la gente que no encaraba todavía. Era como de repaso. Se despidió haciendo chau con la mano y arrancó pa la casa.

El Rafa estaba re contento. Le mandó un mensaje a la vieja. Mamá, hoy empecé a bailar el tango. Que bueno mijo.

El Rafa llegó a su casa y abrió el Facebook y escribió su primer anuncio.

Clases de tango a 200 pesos. Prof. “Rafa”. Y le agregó una foto de él mismo haciendo la V de victoria con los dos dedos.

No pasó un segundo y ya la vieja le puso me gusta. El Rafa sonrió de costado. Esto del tango es un gol, che.