Mi vida estaba en perfecto orden.

Yo era un buen estudiante, avanzando en mi carrera con excelentes notas. Tenía un trabajo estable y bien pago en una prestigiosa empresa del sector. Tenía una novia hermosa con quien estábamos construyendo un futuro próspero y amoroso. Estaba rodeado de amigos entrañables. Comía sano y hacía ejercicio a diario. Mi madre estaba orgullosa de mi.

Un día conocí el tango, y todos mis planes se arruinaron.

Me retrasé en mi carrera, perdí mi trabajo. Mi novia me dejó porque decía que el tango parecía más importante que ella. Mis amigos se aburrieron de que lo único que yo quería hacer era ir a la milonga, y perdimos el contacto. Me empecé a relacionar con un grupo de dudosos personajes milongueros. Me entregué a la noche. Perdí el equilibrio, me empecé a acostar a las 4 de la mañana y a despertar al mediodía. Dejé de trabajar ocho horas, deje de hacer mis aportes sociales y de pagar mis impuestos. Tuve que eliminar mi tarjeta de crédito. Invertí todo mi dinero en viajar errático por el mundo buscando nuevas emociones en abrazos desconocidos. 

Perdí todo. Abandoné todo. Me convertí en un artista desequilibrado, confundido, oscuro. Mi futuro se volvió incierto. Mis planes se volvieron dudosos. Mi castillo de cristal se rompió.

Eso es lo que el tango hizo con mi vida.

Cada día que pasa estoy mas feliz de lo que el tango hizo con mi vida.