No sé dar clases de tango online.
 
Por más que lo intento, no logro entender cómo hacerlo.
 
No sé cómo llegar a la clase online y darle un abrazo a la persona que toma la clase. No sé cómo cambiarme los zapatos en el lugar que preparó. No sé como agradecerle por el vasito de agua. No sé cómo poner música para entrar juntos en calor, y no tengo la menor idea de cómo hacer para conectar el bluetooth en su equipo de audio.
 
No sé cómo tocar a esta persona. No puedo entender cómo tomar la mano de esta persona por zoom. No se me ocurre de qué forma yo puedo rodearla con mi brazo para hablarle sobre el abrazo de tango.
 
No sé como darme cuenta si la persona está presente o no. No entiendo cómo alguien puede estar completamente presente online, si todos tenemos un cuerpo.
No sé cómo tocar el hombro de esta persona para que lo relaje. No sé cómo colocar mis manos en su cadera para que entienda cómo utilizarla. No sé cómo sostenerle el cuello para ayudarla a proyectar la columna hacia arriba. No sé cómo hacerla utilizar la contrafuerza para generar el movimiento.
 
Y la verdad es que no sé cómo hacer experimentar a esta persona la conexión de la que le estoy hablando, si la única conexión que nos sostiene es la conexión a internet.
 
Definitivamente, por más que lo intento, todavía no tengo la menor idea de cómo dar una clase de tango online.