Primero el timbre de la escuela, ahí sale y lo escucho que me grita desde lejos entre todas las vocecitas, Viene y me abraza las piernas, y me pongo en cuclillas para darle un beso. Me acomodo los lentes y me toma de la mano. Vamos papá.
Las rayas de la cebra bajo mis pies, su relieve inmenso, un tenue resplandor del sol de la tarde en mis lentes oscuros. Los motores de los autos que frenan cerquita, dejándonos pasar.
La manito tibia y un poco húmeda, el olor a plasticina, los cuentos del día.
La manito en mi mano que me lleva, que me guía. En la otra mano mi blanco bastón.